Nadan generalmente en pareja, pero en circunstancias especiales forman grupos de hasta 20 ejemplares. Durante el apareamiento nadan con la parte ventral hacia la superficie, cerca de la orilla del río. Su reproducción depende del nivel estacional de las aguas.
Es inteligente y muy sociable. Se relacionan fácilmente con los humanos, especialmente con aquellos que se desplazan en embarcaciones pequeñas.
Debido a la vulnerabilidad de la especie se han tomado medidas para su protección en todos los países que habita. Sus mayores enemigos son la deforestación y aquellas actividades humanas que contribuyen a perturbar su medio de vida. Algunas muertes de delfines rosados ocurren por envenenamiento con mercurio del ambiente, debido que en las minas de oro, el mercurio se utiliza para separar el oro de roca circundante.
A diferencia de los delfines oceánicos, sus vértebras cervicales no están fundidas, permitiendo a la cabeza una amplia gama de movimientos. Son prácticamente ciegos, ya que la visión no les sirve de mucho en las turbias aguas del Amazonas, se sirven de la ecolocalización, a modo de sonar, para localizar a sus presas y evitar obstáculos.
Tiene un hocico prominente, largo y fino con 25 a 28 pares de dientes en las hemimaxilias. Los dientes delanteros son puntiagudos, mientras que los dientes posteriores son más planos y acopados. Los dos tipos del diente sirven diversas funciones: agarrar la presa y machacarla. Respiran cada 30 a 110 segundos. Lanzan un chorro de agua de hasta 2 metros de altura, por el orificio dorsal. La gestación dura 315 días, tras los cuales nace una cría que permanece dos años al lado de la madre.
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